MI MASCARILLA Y YO
Todos nacemos con mascarilla. Cuando asomamos al mundo nuestra cara es un gurruño recubierto por una mezcla de sebo, lanugo y células descamadas de la piel. Más por necesidad que por nostalgia, conforme ese bebé va descubriendo que sin la protección del vértix materno está solo, se irá enfundando en sucesivos escudos inmunitarios. Nadie puede …