SER PATO
Mi primera vocación innegociable fue ser pato. La culpa fue de mis padres, quién les manda alzarme en brazos desde el carrito para verlos, mientras les echaban miguitas. Desde ese momento fundacional, a pesar de mi tierna edad, cada vez que nos acercábamos a la calle de los Tintes mis berridos les obligaban a sentarme …