NO LEAS ESTE LIBRO SI

No leas este libro si hoy “el mundo te parece recién pintado”, con esa “alegría que se pega a las palmas de las manos y a los ojos y a la piel”.

No leas este libro si no concibes que “se pueda encontrar la salvación en la mierda”, que, como “Dios es un gusano sordo”, necesitamos escribir para encontrarla, porque “escribir tiene algo de morirse”.

No leas este libro si jamás te has sentido rara, o diferente, como “una perra de pelo rizado olvidada en el espacio”. Si solo lees porque se supone que hay que hacerlo, para matar el tiempo, porque nunca has necesitado “hacer tu propio tiempo, escudándote en los pliegues de la voluntad de seguir viviendo”.

No leas este libro si estás en el lado de los fuertes. Si no necesitas transformar tu universo en mentira “para que entonces sea más verdad que nunca y así poder olvidarlo”. Si no entiendes que “contar es vivir dos veces”.

Si nunca has necesitado “ponerte el vestido del revés para que te vean”.

Si tus ojos nunca han sido “un campo de sus propios pedazos”.

No leas este libro si eres de los que bastante tienen con lo suyo. No leas este libro si tu interés por el mal ajeno se limita a ese chascarrillo de pasada al llamarte el telediario, mientras comes y ríes. No leas este libro si no entiendes, ni quieres entender, que ahí fuera, en el mundo, hay gente que a diario “negocia con su propio deseo”, luchando por “exiliar lo que es”, por “ahuyentar al monstruo”, por no convertirse en quien no debe.

No leas este libro si alguna vez has dicho eso de “loca de mierda”, “fea de mierda”, “rara de mierda”. Para qué.

Por eso debes leerlo. Y correr la voz.

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